En los últimos años, el “fenómeno zombie” ha arrastrado verdaderas legiones de fans, pendientes de series, películas, libros y por supuesto videojuegos, haciendo verdaderamente difícil aportar algo original al tema. Estamos de suerte, Dead Rising 4 lo consigue, veámoslo en detalle.
Un planteamiento muy chop suey
Parece que el signo de nuestro tiempo es mezclar elementos ya conocidos que tienen probada aceptación previa y ver si el resultado es “comestible”. La mezcla de un personaje principal carismático como Frank West, el ambiente pulp repleto de tópicos costumbristas (puestos en contraste con una epidemia zombie), una conspiración del gobierno, humor negro y armas estrambóticas a la altura del inspector gadget combinan en un coctel que consigue una experiencia que justifica las, al menos, veintitantas horas que este juego requiere.
A tener en cuenta: Algunos jugadores de la saga Dead Rising acusan a los desarrolladores de esta cuarta entrega de hacer un remake con medios modernos, pero Capcom ha conseguido hacer un equilibrio entre el absurdo, puzles y emoción a partes iguales… y funciona.
El detalle con que los personajes han sido recreados es impresionante, de igual modo que el equipo de arte ha capturado el encanto bizarro y el “espíritu navideño” en el centro comercial y el pueblo, con multitud de adornos y detalles.
Algo más que zombies
Desde el primer momento queda claro que la faceta periodística del protagonista va a dar jugo y efectivamente los desarrolladores lo usan como hilo conductor de una investigación en la que gracias a los diferentes modos que podemos seleccionar cuando miramos a través de la cámara, vamos recopilando pistas y datos como piezas de pequeños puzles que vertebran el argumento de la campaña, haciendo que nos integremos en la historia en lugar de simplemente pasar por las cinemáticas hasta la siguiente escena de acción. El tono de la narración bascula entre lo serio y lo humorístico dando a veces lugar a escenas realmente hilarantes. Otro de los puntos fuertes es la relación entre los protagonistas y unos buenos personajes secundarios que son más de lo que parecen.
A tener en cuenta: El pueblo en cuestión, Williamette, donde transcurre la acción, esta transformado en un área abierta que nos permite dirigirnos donde deseemos, como en otros juegos sandbox. Al icónico centro comercial se le han añadido barrios y zonas rurales completamente explorables. Cada área se ha separado lo suficiente como para que no sea un paseo, requiere un pequeño esfuerzo ya sea de un modo sigiloso y planificado como si es arrasando cadáveres montado en alguno de los vehículos. ¡La horda no muerta siempre está presente!
Pequeños huevos de pascua están escondidos por las calles de Williamette, esperando a crear una historia más rica y divertida y es que esto no es solo zombies (¡aunque varios miles cayeron bajo mi martillo explosivo!).
Tambien hay zombies!
Claro, no podían faltar, el procedimiento de creación de armas y artefactos resulta sencillo dada la ayuda del juego para que la historia fluya y realmente añade algo de variedad en las escenas de combate. Algunos dirían aburridas, yo creo que son sencillas y divertidas gracias a la máxima que ha hecho grandes los juegos de zombies: “puedes usar cualquier cosa, puedes hacer cualquier cosa”. La posibilidad de jugar hasta cuatro personas online en modo multijugador es algo que muchos encontrarán imprescindible una vez que lo prueben.
A tener en cuenta: Se ha retirado la cuenta atrás que en previas ediciones forzaba a pasar a través de los enemigos con urgencia y poco tiempo para “disfrutar” de la acción.
La banda sonora está especialmente cuidada para acompañar el desarrollo de la campaña y crear una experiencia integral y envolvente.